Dos horas de tren desde Nottingham y ya estoy en York. A diferencia del año pasado Chris my teacher, ya me está esperando en el coche y no nos andamos buscando como dumbers. Un fuerte abrazo y camino a casa que nos espera Therese your wife que se emociona al verme.
Como buena Mamma mediterránea (es maltesa para los que no seguisteis el blog el año pasado) ya me tiene preparado el bocadillo porque insiste en decirme que viajar da mucha hambre. Y no seré yo quien lo desmienta a pesar de la escasez de tiempo transcurrido desde el desayuno.
Satisfecha la necesidad de comer, subo a mi habitación con mariposas en el estómago porque comienzan a aflorar recuerdos de los 21 cálidos días del agosto pasado que compartí con vosotros. Abro la puerta y ahí está.
Tal y como la dejé. Bueno, tal cual no. Espero que Therese haya lavado las sábanas y pasado la aspiradora. Me asomo a la ventana y no veo a la chica de ayer que quedó en Nottingham trabayando, sino las Tower of Minster que siguen en el mismo sitio y con los mismos andamios. Pa que luego nos quejemos de les obres en Asturias.
Media hora para deshacer las maletas y guardar la ropa en el armario y vuelvo al salón para tertuliar con ellos. Les pregunto por la familia y me dicen que sus hijas y su nieta están muy bien. Del yerno no dicen nada y visto lo visto mejor no preguntar (la gente nueva debería leer el post My third blunder del año pasado). And a few minutes the first leson.
Leson, nada más llegar? Qué ritmo! Cuidadín con el "original tonic"....
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