Lo mejor que te puede pasar un día de bajón es que decidas salir y olvidarte de todo. En mi caso la semana se hizo realmente dura con el English General for torpes y eso que Jasón ya me lo había advertido. La verdad es que por momentos pensé en quedarme en casa, pero como tengo entrada para el Festival me obligo a salir. Bueno, me obligo poco la verdad, porque mientras estoy dudando estoy saliendo por la puerta. Así que el dilema queda en donde tuerzo para llegar al concierto. Y voy deletreando di i el em em ei, di i el em em ei...
Y mientras camino me pongo a pensar que tiene coña la cosa. Toda la semana sudando con la gramática inglesa y el viernes que puedo desconectar me voy a un concierto de... GRAMMATICS. Mira que hay nombres y grupos. Pues va y toca éste. Llego a la sala y hoy está llena, pero full. full, no como el primer día del festival que se veían huecos. El público lleva un look entre enteradillo y puesto ¿sabes?. Incluso algunos llevan su camiseta e incumplen el decálogo indie que impide llevar la camiseta del grupo el mísmo día y si no que se lo pregunten a los miles de pringaos que llevaban camiseta de Morrsissey el día del gatillazo en Benicassim.
Así que con una pinta en la mano, me pongo en una esquina a la espera del grupo. El primero en salir es el cantante con una camisa-bata azul que me recuerda a los dependientes del economato de Hunosa en los 70, pero por lo visto ahora es moderno. A tenerno en cuenta. En cuanto vuelva pregunto cuanto vale una bata de carnicero, ahora del Alimerka o del Arbol porque los del economato ahora son más de Zara, como José Luis Moreno. Al momento salen el batería, el bajo y la cello con un aparato eléctrico entre las mano, que parece no vibrar mucho, la verdad. Supongo que será un cello electrónico como la gaita de Hevia, supongo. Comienzan los primeros acordes y el personal se vuelve loco. Lo que indica que estoy en un concierto de entendidos.
Me paso las primeras canciones mirando la bata del cantante que tiene un pose muy Bret Anderson pero una voz más Bjork, con la que hace bastantes acrobacias vocales. Y compruebo que la cosa va de girar sonidos entre la ampulosidad del cello con la cara lastimera del chavalín. No sé, no sé. No tengo claro que esta gente me levante el ánimo.
Pero a medida que avanza el concierto ese tono coral angelical se mezcla con gritos que denotan que se bajó algún que otro disco heavy ocuando estaba en la Hig School. Y la cosa cambia bastante y yo me empiezo a animar, supongo que la segunda pinta también habrá influido algo.
La canción termina aquí, porque se cortó.
Pues eso, que disfruté con la clase de grámatica extra del viernes. Espero que me sirva para el lunes.
Otros pacones...eso sí, la camiseta moooola!
ResponderEliminar